LA MEDICINA EN LA NUEVA CULTURA
Ni vieja ni nueva, siempre permanente, renovada siempre, la
medicina es simplemente el perenne arte de curar.
Las nuevas medicinas son las más antiguas; las llamadas
alternativas son en muchos países la corriente terapéutica principal; no siempre
las medicinas blandas están exentas de dureza; casi nunca lo que llamamos
ciencia médica responde al método científico.
En medicina creemos muchas cosas que no son reales,
desconocemos muchas realidades, y esas ignorancias y creencias, cuestan sufrimiento,
provocan muertes, atentan contra la vida que decimos cuidar.
A sistemas construidos entorno a la enfermedad los llamamos
sistemas de salud. Dedicamos más a cortar, quemar, envenenar ,ocultar los
síntomas, o mantener a toda costa los cuerpos, luchando a muerte contra la
muerte, nos olvidamos de la vida.
Ignoramos que atacar
las enfermedades es diferente de promover salud.
Olvidamos que la salud es un proceso cultural .Sumergidos en
las moléculas nos olvidamos del alma. Sumergidos en las neuronas nos olvidamos
del cielo que las neuronas miran y se
refleja en la intrincada red del microcosmos cerebral.
En la Torre de Babel de las mil y una tecnologías médicas,
pretendemos que el enfermo nos comprenda cuando confundimos al ser humano con
su cuerpo.
Confundimos la medicina con la sola ciencia y negamos el arte
milenario de sanar, que tiene más de palabras o silencio, más de comprensión amorosa y sentido de vivir que de técnicas
asépticas.
Con el advenimiento
de las nuevas tecnologías creamos una interfase fabulosa para abordar el
cuerpo, pero al mismo tiempo erigimos una barrera que nos impide mirar la
humanidad del ser humano.
Medicina del
intelecto, hija del patriarcado, esclava de la objetividad, que convierte a
pacientes y enfermedades en diagnósticos, números y estadísticas, nuestra
institución médica moderna pasa por una crisis de humanidad:
Hemos perdido de
vista el horizonte humano del hombre o la mujer que pretendíamos sanar.
Tratamos con un cuerpo mineral, o animal a lo sumo, y creemos aún que el hombre
es sólo un conglomerado molecular.
No tratamos la vida que vibra en las moléculas, no abordamos
el programador sino el programa y la memoria. Curar la enfermedad es diferente
de sanar.
Se sana la vida. Aún en el proceso de morir podemos sanar la
vida aunque no podamos curar el cuerpo.
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